miércoles, 18 de marzo de 2015

Manifiesto A.S Cyborg



MANIFIESTO CYBORG A.S
“Religión, Arte, Filosofía, Ciencia y Géneros complementarios Comunistas  del S.XXI” (§)
::: Don Franco y Dona Halliway
El sueño irónico de un lenguaje para las mujeres y Hombres en sociedades abiertas.


Las páginas que siguen son un esfuerzo blasfematorio destinado a construir un irónico mito político fiel al comunismo y al cristianismo. La blasfemia requiere que una y uno se tomen las cosas muy en serio y, para nosotros, es el mejor referente que puedo adoptar desde las apostatas tradiciones religiosas del comunismo latinoamericano-incluido el feminismo socialista-. Por eso, este trabajo es mucho más auténtico ya que surge como mito e identificación así como la profanación del mismo. La blasfemia nos exige de la mayoría moral interna que pueda configurar su propia destrucción y renacer de sus cenizas y, al mismo tiempo, insiste en la necesidad comunitaria. La blasfemia  es apostasía. La ironía se ocupa de las contradicciones que, incluso dialécticamente, no dan lugar a totalidades mayores, y que surgen de la tensión inherente a mantener juntas cosas incompatibles, consideradas necesarias y verdaderas. La ironía trata del humor y de la seriedad. Es también una estrategia retórica y un método político para el que yo pido más respeto dentro del comunismo complementario. En el centro de mi irónica fe, mi blasfemia es la contraimagen del cyborg, él ser revelado en biotejido.

Un cyborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción.

Una cyborg A.S es la legítima subversión de ese híbrido organismo desde una espiritualidad simbólica a la vez mítica y profana. 

La realidad social son nuestras relaciones sociales vividas, nuestra construcción política más importante, un mundo cambiante de ficción. Un mundo construido por imaginarios y destruido por los mismos, en su ciclo de muerte y renacimiento. Los movimientos internacionales de comunistas complementarios han construido la ‘experiencia complementaria’ y, asimismo, han destapado o descubierto este objeto colectivo crucial. Tal experiencia es una ficción y un hecho político de gran importancia. La liberación se basa en la construcción de la conciencia, de la comprensión imaginativa de la opresión y, también, de lo posible. El cyborg A.S es materia de ficción y experiencia viva simbólica  que cambia, que transforma, lo que importa es la experiencia cero en la revelación del ser en el siglo XXI.
Se trata de una lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y realidad social son una ilusión óptica.



La ciencia ficción contemporánea está llena de cyborgs -criaturas que son simultáneamente animal y máquina, que viven en mundos ambiguamente naturales y artificiales.

La medicina moderna está asimismo llena de cyborgs, de acoplamientos entre organismo y máquina, cada uno de ellos concebido como un objeto codificado, en una intimidad y con un poder que no existían en la historia de la sexualidad. El ’sexo’ del cyborg restaura algo del hermoso barroquismo reproductor de los heléchos e invertebrados (magníficos profilácticos orgánicos contra la heterosexualidad). Su reproducción orgánica no precisa acoplamiento. La producción moderna parece un sueño laboral de colonización de cyborgs que presta visos idílicos a la pesadilla del taylorismo. La guerra moderna es una orgía del cyborg codificada mediante las siglas C3! -el comando de control de comunicaciones del servicio de inteligencia-, un asunto de 84 billones de dólares dentro del presupuesto norteamericano de 1984. Estoy argumentando en favor del cyborg como una ficción que abarca nuestra realidad social y corporal y como un recurso imaginativo sugerente de acoplamientos  aparentemente muy fructíferos, pero cuyo precio es el final de la agonía del espíritu. La biopolítica de Michel Foucault es una flaccida premonición de la política del cyborg, un campo muy abierto pero sin sentido.



A finales del siglo XX -nuestra era, un tiempo mítico-, todos somos quimeras, híbridos teorizados y fabricados de máquina y organismo; en unas palabras, somos cyborgs. Ésta es nuestra ontología, pensada y realizada desde el no ser, la que nos otorga nuestra política. Es una imagen condensada de imaginación y realidad material, centros ambos que, unidos, estructuran cualquier posibilidad de transformación histórica. Según las tradiciones de la ciencia y de la política ‘occidentales’ -tradiciones de un capitalismo racista y dominado por lo masculino, de progreso, de apropiación de la naturaleza como un recurso para las producciones de la cultura, de reproducción de uno mismo a partir de las reflexiones del otro-, la relación entre máquina y organismo ha sido de guerra fronteriza. En tal conflicto estaban en litigio los territorios de la producción, de la reproducción y de la imaginación. El presente trabajo es un clamor en la confusión de las fronteras y a la responsabilidad en su construcción. Es también un esfuerzo para contribuir a la cultura y a la teoría complementaria de una manera divergente, espiritual, y dentro de la tradición utópica de imaginar un mundo en comunión circular, con génesis y,  fin. La encamación del cyborg - situada dentro de la historia de la salvación- existe en un calendario simbólico que tratara de poner término a las terribles divisiones genéricas en una utopía simbiótica oral o en un apocalipsis  apostata de redención. En Lacklein, un manuscrito inédito sobre Jacques Lacan, Melanie Klein y la cultura nuclear, Zoé Sofoulis dice que los monstruos más terribles y, quizás, desde nuestro punto de vista más peligrosos  en mundos de cyborgs se encuentran encarnados en narrativas no edípicas con una lógica distinta de la represión, que necesitamos entender para poder reaccionar.

El cyborg es una criatura en un mundo post genérico. No tiene relaciones con la bisexualidad, ni con la simbiosis preedípica, ni con el trabajo no alienado u otras seducciones propias de la totalidad orgánica, mediante una apropiación final de todos los poderes de las partes en favor de una unidad mayor. En un sentido, no existe una historia del origen del cyborg según la concepción occidental, lo cual resulta ser una ironía ‘final‘, puesto que es también el terrible telos apocalíptico de las cada vez mayores dominaciones, por parte de occidente, del individuo abstracto. Es, para terminar, un ser no atado a ninguna dependencia, un hombre en el espacio. Según el sentido humanístico occidental, una historia que trate del origen depende del mito de la unidad original, de la plenitud, bienaventuranza y terror, representados por la madre fálica de la que todos los humanos deben separarse.

Las tareas del desarrollo individual y de la historia son los poderosos mitos gemelos inscritos para nosotros con fuerza inusitada en el psicoanálisis y en el marxismo. Hilary Klein ha argüido que tanto el uno como el otro, a través de sus conceptos del trabajo, de la individuación y de la formación genérica, dependen del argumento de la unidad original, a partir de la cual debe producirse la diferenciación, para, desde ahí, enzarzarse en un drama cada vez mayor de dominación de la mujer y de la naturaleza. El cyborg elude el paso de la unidad original, de identificación con la naturaleza en el sentido occidental. Se trata de una promesa ilegítima que puede conducir a la subversión de su teleología en forma de guerra de las galaxias.

El cyborg se sitúa decididamente del lado de la parcialidad, de la ironía, de la intimidad y de la perversidad. Es opositivo, utópico y en ninguna manera inocente. Al no estar estructurado por la polaridad de lo público y lo privado, define una polis tecnológica basada parcialmente en una revolución de las relaciones sociales en el oikos, la célula familiar. La naturaleza y la cultura son remodeladas y la primera ya no puede ser un recurso dispuesto a ser apropiado e incorporado por la segunda. La relación para formar torios con partes, incluidas las relacionadas con la polaridad y con la dominación jerárquica, son primordiales en el mundo del cyborg. A la inversa de Frankenstein, el cyborg no espera que su padre lo salve con un arreglo del jardín (del Edén), es decir, mediante la fabricación de una pareja heterosexual, mediante su acabado en una totalidad, en una ciudad y en un cosmos. El cyborg no sueña con una comunidad que siga el modelo de la familia orgánica aunque sin proyecto edípico. El cyborg no reconocería el Jardín del Edén, no está hecho de barro y no puede soñar con volver a convertirse en polvo. Quizás sea por eso por lo que yo quisiera ver si el cyborg es capaz de subvertir el apocalipsis de volver al polvo nuclear impulsado por la compulsión maniaca de nombrar al Enemigo. Los cyborgs no son irreverentes, no recuerdan el cosmos, desconfían del holismo, pero necesitan conectar: parecen tener un sentido natural de la asociación en frentes para la acción política, aunque sin partidos de vanguardia. Su problema principal, por supuesto, es que son los hijos ilegítimos del militarismo y del capitalismo patriarcal, por no mencionar el socialismo de estado. Pero los bastardos son a menudo infieles a sus orígenes. Sus padres, después de todo, no son esenciales.


Volveré a la ciencia ficción de los cyborgs al final de este trabajo. Ahora, quisiera señalar tres rupturas limítrofes cruciales que hacen posible el siguiente análisis de política ficción (ciencia política). A finales de este siglo en la cultura científica de los Estados Unidos, la frontera entre lo humano y lo animal tiene bastantes brechas. Las últimas playas vírgenes de la unicidad han sido polucionadas, cuando no convertidas en parques de atracciones. Ni el lenguaje, ni el uso de herramientas, ni el comportamiento social, ni los acontecimientos mentales logran establecer la separación entre lo humano y lo animal de manera convincente. Mucha gente ya no siente la necesidad de tal separación. Más aun, bastantes ramas de la cultura feminista afirman el placer de conectar lo humano con otras criaturas vivientes. Los movimientos de defensa de los derechos de los animales no son negaciones irracionales de la unicidad humana, sino un reconocimiento claro de la conexión a través de la desacreditada ruptura entre la naturaleza y la cultura.
Durante los dos últimos siglos, la biología y la teoría evolucionista han producido simultáneamente organismos modernos como objetos de conocimiento y reducido la línea que separa a los humanos de los animales a un débil trazo dibujado de nuevo en la lucha ideológica de las disputas profesionales entre la vida y la ciencia social. Dentro de este contexto, la enseñanza del creacionismo cristiano debería ser considerada como posibilidad subversiva como una forma de alteración de sistemas.

La ideología determinista biológica es sólo una posición abierta en la cultura científica para defender los significados de la animalidad humana. Las gentes con ideas políticas radicales tienen mucho campo disponible ante ellas para contestar los significados de la ruptura de fronteras.(1) El cyborg aparece mitificado precisamente donde la frontera entre lo animal y lo humano es transgredida. Lejos de señalar una separación de los seres vivos entre ellos, los cyborgs señalan apretados acoplamientos inquietantes y placenteros. La bestialidad ha alcanzado un nuevo rango en este ciclo de cambios de pareja. La humanidad se vacía y desvanece.

La segunda distinción que hace aguas es la que existe entre (organismos) animales-humanos y máquinas. Las máquinas precibernéticas podían estar encantadas, existía siempre en ellas el espectro del fantasma. Tal dualismo estructuraba el diálogo entre el materialismo y el idealismo establecido por una progenie dialéctica, llamada espíritu o historia, según gustos. Pero, básicamente, las máquinas no poseían movimiento por sí mismas, no decidían, no eran autónomas. No podían lograr el sueño humano, sino sólo imitarlo. No eran un hombre, un autor de sí mismo, sino una caricatura de ese sueño reproductor masculinista. Pensar lo contrario era algo paranoico. Ahora, ya no estamos tan seguros. Las máquinas de este fin de siglo han convertido en algo ambiguo la diferencia entre lo natural y lo artificial, entre el cuerpo y la mente, entre el desarrollo personal y el planeado desde el exterior y otras muchas distinciones que solían aplicarse a los organismos y a las máquinas. Las nuestras están inquietantemente vivas y, nosotros, aterradoramente inertes.
La determinación tecnológica es sólo un espacio ideológico abierto para los replanteamientos de las máquinas y de los organismos como textos codificados, a través de los cuales nos adentramos en el juego de escribir y leer el mundo.(2) La ‘textualización‘ de todo en la teoría postestructuralista y postmodernista ha sido condenada por marxistas y feministas socialistas a causa de su desprecio utópico por las relaciones vivas de dominación que se esconde en el ‘juego‘ de la lectura arbitraria.(3) Es verdad que las estrategias postmodernistas, al igual que el mito del cyborg, subvierten miríadas de totalidades orgánicas (por ejemplo, el poema, la cultura primitiva, el organismo biológico), en unas palabras, que la certeza de lo que cuenta como naturaleza -una fuente de introspección y una promesa de inocencia- se halla socavada, ya probablemente sin remedio. La autorización trascendente de interpretación se ha perdido y, con ella, la base ontológica de la epistemología ‘occidental’. Pero la alternativa  es la  fe, es decir, una versión de la  Fe Simbólicamente encarnada, ir más allá de los informes del determinismo tecnológico que muestran la destrucción del ‘hombre’por la ‘máquina’ o la ‘acción política significativa’ a través del ‘texto‘. Lo que vayan a ser los cyborgs es una interrogación radical. Las respuesta debe ser radical también es un asunto de vida o muerte. Tanto los chimpancés como los artefactos poseen su propia política. ¿Por qué no nosotros? Que intentamos revelar el espíritu desde su no ser (de Waal 1982, Winner 1980).

La tercera distinción se desprende de la segunda: los límites entre lo físico y lo no físico son muy imprecisos para nosotros. Los libros populares de física sobre las consecuencias de la teoría cuántica y el principio de indeterminación son una especie de equivalente científico popular de las novelas de Arlequín(4) en tanto que señal de un cambio radical en la heterosexualidad blanca en los Estados Unidos: se equivocan, pero tratan del asunto clave. Las máquinas modernas son la quintaesencia de los aparatos microelectrónicos: están en todas partes, pero son invisibles. La maquinaria moderna es un advenedizo dios irreverente que se burla de la ubicuidad y de la espiritualidad del Padre.
 Más el hijo Está en el no ser y su Espíritu Santo se mueve en la naturaleza es el catalizador de todas las relaciones de lo natural que no llegan a ser en sí y que se expresan en nuestra conciencia desde el mayor clamor, clamor que hemos ahogado, desde una teología patriarcal Tomista Aristotélica, y que hoy estamos llamados  a gritar. Si queremos hacer frente al azar tecnológico.
El chip(5) de silicona es una superficie para escribir, está diseñado a una escala molecular sólo perturbada por el ruido atómico, la interferencia final de las partituras nucleares. La escritura, el poder y la tecnología son viejos compañeros de viaje en las historias occidentales del origen de la civilización, pero la miniaturización ha cambiado nuestra experiencia del mecanismo. La miniaturización se ha convertido en algo relacionado con el poder: lo pequeño es más peligroso que maravilloso, como sucede con los misiles. Comparemos los aparatos de televisión de los años 50 o las cámaras fotográficas de los 70 con las pantallas televisivas que se atan a la muñeca a la manera de un reloj o con las manejables videocámaras actuales. Nuestras mejores máquinas están hechas de rayos de sol, son ligeras y limpias, porque no son más que señales, ondas electromagnéticas, una sección de un espectro, son eminentemente portátiles, móviles -algo que produce un inmenso dolor humano en Detroit o en Singapur. La gente, a la vez material y opaca, dista mucho de ser tan fluida. Los cyborgs son éter, quintaesencia.

Nuestra espiritualidad debe ser libertad total, abierta, en el biotejido vital de la naturaleza llenada de gracia, solo  la Zaratrusta Cristiana, la Matria puede ser la quintaesencia complementaria del ser humano, solo ella puede tomar la revelación de la hembra de Cristo, y ser materialidad mística moderna y reinar en el caos.

La ubicuidad y la invisibilidad de los cyborgs son la causa de que estas máquinas sean tan mortíferas. Políticamente son tan difíciles de ver como materialmente. Están relacionadas con la conciencia -o con su simulación.(6) Son significantes flotantes que se desplazan en camiones a través de Europa, bloqueados más efectivamente por las brujerías de las desplazadas y poco naturales mujeres Greenham -que leen los hilos de araña del poder inherentes al cyborg-, que por el trabajo militante de las viejas políticas masculinas, cuyos votantes naturales necesitan puestos de trabajo relacionados con el armamento.
En última instancia, la ciencia ‘más dura‘ trata del reino de la mayor confusión de fronteras, el reino de los puros números, del puro espíritu: C3-1, es decir, la criptografía y el mantenimiento de secretos poderosos. Las nuevas máquinas son limpias y ligeras, y sus artífices, devotos del sol que están llevando a cabo una revolución científica asociada con el sueño nocturno de la sociedad post industrial. Las enfermedades evocadas por estas limpias máquinas ‘no son más‘ que los minúsculos cambios en el código de un antígeno en el sistema inmunitario, ‘no más’ que la experiencia del estrés. Los ágiles dedos de las mujeres ‘orientales’, la vieja fascinación de las muchachas victorianas anglosajonas por las casitas de muñecas y la atención forzada de las mujeres hacia lo pequeño toman una nueva dimensión en este mundo. Pudiera ser que apareciese una Alicia cyborg que tuviera en cuenta estas nuevas dimensiones y que, irónicamente, no fuese otra que la poco natural mujer cyborg que fabrica chips en Asia y que practica el baile en espiral(7) en la cárcel de Santa Rita, cuyas unidades construidas darán lugar a eficaces estrategias de deshumanizacion.
Por eso se hace tan necesaria, la carnicializacion del espíritu, que este se haga pierna, mano, seno, caca, es decir que su impureza, sea la flor del renacimiento metafísico del hombre, ya que él mundo  del puro espíritu esta configurado hoy por el cyborg, ese necesario parir a la Alicia corporal, que puede entrar otra vez al hueco en el árbol para ser penetrada por la raíz de la vida, en su esencia divina.

Así, el mito del cyborg trata de fronteras transgredidas, de fusiones poderosas y de posibilidades peligrosas que gentes progresistas pueden explorar cómo parte de su trabajo político. La mayoría de los socialistas norteamericanos y de las feministas ven profundos dualismos entre mente y cuerpo, animal y máquina, idealismo y materialismo en las prácticas sociales, formulaciones simbólicas y artefactos físicos asociados con la ‘alta tecnología’ y con la cultura científica. Desde One-Dimensional Man (El hombre unidimensional, Marcuse, 1964) hasta The Death of Nature (La muerte de la naturaleza, Merchant, 1980), los recursos analíticos desarrollados por progresistas han insistido en el necesario dominio de las técnicas y han hecho hincapié en un imaginado cuerpo orgánico que integre nuestra resistencia. La necesidad de unidad de la gente que trata de resistir la intensificación universal del dominio no ha sido nunca tan aguda como ahora. Pero una desviación l perversa  se ha generado en la perspectiva de luchar mejor por significados, así como por otras formas de poder y de placer en las sociedades tecnológicas.

Desde nuestra perspectiva, un mundo de cyborgs es la última imposición de un sistema de control en el planeta, la última de las abstracciones inherentes a un apocalipsis de Guerra de Galaxias emprendida en nombre de la defensa nacional, la apropiación final de los cuerpos de las mujeres en una masculinista orgía de guerra (Sofía, 1984). Desde la otra perspectiva que se ha generado, un mundo así podría tratar de realidades sociales y corporales vividas en las que la gente no tiene miedo de su parentesco con animales y máquinas ni de identidades permanentemente parciales ni de puntos de vista contradictorios. La lucha política consiste en ver desde  una dialéctica complementaria al Ser, entendiendo la contradicción y la diferencia es muy importante no perderla ya que el peligro seria caer en el acoplamiento cyborg post humano, pero por otro lado  luchando por una complementariedad que logra la comunión del ser, es decir de toda la cultura humana espiritual mística, dos perspectivas a la vez, ya que cada una de ellas revela al mismo tiempo tanto las dominaciones como las posibilidades inimaginables de integración, pero claro desde otro lugar estratégico. No desde la palabra como logos abstracto conceptual, sino desde la palabra encarnada, hecha símbolo religioso, estetico , social y político. La visión única produce peores ilusiones que la doble o que monstruos de muchas cabezas. Las unidades ciborgánicas son monstruosas e ilegítimas. En nuestras presentes circunstancias políticas, difícilmente podríamos esperar mitos más poderosos  que la realización del mito cristiano desde su propia negación, para lograr la reconciliación del Ser.

Imaginar al LAG -Livennore Action Group- como una especie de sociedad cyborg dedicada a convertir de manera realista los laboratorios que encarnan y vomitan con más ímpetu las herramientas del apocalipsis tecnológico, dedicadas a construir una forma política que trate de mantener juntos a brujas, ingenieros, ancianos, perversos, cristianos, madres y leninistas durante el tiempo necesario para desarmar al estado.
Fisión Imposible es el nombre del grupo afín en mi pueblo (Afinidad: relación no por lazos de sangre, sino por elección, atracción de un grupo químico nuclear por otro, avidez.)(8)

Identidades fracturadas
Se ha convertido en algo difícil calificar el feminismo de cada una añadiendo un solo adjetivo o, incluso, insistir en cualquier circunstancia sobre el nombre. La conciencia de exclusión debida a la denominación es grande. Las identidades parecen contradictorias, parciales y estratégicas. El género, la raza y la clase, con el reconocimiento de sus constituciones histórica y social ganado tras largas luchas, no bastan por sí solos para proveer la base de creencia en la unidad ‘esencial’. No existe nada en el hecho de ser ‘mujer’ que una de manera natural a las mujeres. No existe incluso el estado de ’ser’ mujer, que, en sí mismo, es una categoría enormemente compleja construida dentro de contestados discursos científicosexuales y de otras prácticas sociales. La conciencia de género, raza o clase es un logro forzado en nosotras por la terrible experiencia histórica de las realidades sociales contradictorias del patriarcado, del colonialismo y del capitalismo. Y, ¿quién cuenta como ‘nosotras’ en mi propia retórica? ¿Qué identidades están disponibles para poner las bases de ese poderoso mito político llamado ‘nosotras’? ¿Qué podría motivar nuestra afiliación a tal colectividad? La dolorosa fragmentación existente entre las feministas (por no mencionar la que hay entre las mujeres) en todos los aspectos posibles ha convertido el concepto de mujer en algo esquivo, en una excusa para la matriz de la dominación de las mujeres entre ellas mismas. Para mí -y para muchas que comparten una localización histórica similar dentro de cuerpos blancos, profesionales, de clase media, femeninos, radicales,  latinoamericanos y de mediana edad- las fuentes de crisis en la identidad política hacen legión. La historia reciente de gran parte de la izquierda y del feminismo  ha sido una respuesta a esta crisis consistente en divisiones sin fin y en búsquedas de una nueva y esencial unidad. Pero, también, ha habido un creciente reconocimiento de otra respuesta a través de la coalición -afinidad- y no ya de la identidad. Y este es el problema hasta que no nos reconozcamos en un nosotras será el cyborg el que terminara diluyéndonos, seamos pues la sangre viva de Cristo, he aquí un nosotras radical capaz de gestar el biotejido que se liberara de la red de la araña ciborg(9)

Chela Sandoval (s.f., 1984), a partir de una consideración de los momentos históricos específicos en la formación de la nueva voz política llamada mujer de color, ha teorizado un modelo de identidad política llamado ‘conciencia opositiva’, nacido de las capacidades para leer hilos de araña de poder que tienen aquellos a quienes se les rehúsa una pertenencia estable en las categorías sociales de raza, sexo o clase. ‘Mujeres de color‘ -un nombre contestado en sus orígenes por aquellas que serían incorporadas en él, así como una conciencia histórica para realizar la ruptura sistemática de todos los signos masculinos en las tradiciones ‘occidentales‘- construye una especie de identidad postmodernista a partir de la otredad, de la diferencia y de la especificidad. Esta identidad postmodernista es totalmente política, a pesar de lo que pueda decirse de cualquier otro postmodemismo. La conciencia opositiva de Sandoval trata de lugares contradictorios y de calendarios heterocrónicos, no de relativismos o pluralismos.
Nosotros y nosotras tenemos que ir más allá, el rescate de la contradicción dialéctica es muy importante para salir de las identidades plurales fragmentarias y empezar hacer que las pluralidades dialoguen, pero ellas deben de afrontar la crisis inmensa del agon en su búsqueda por ser, en su misión de complementación en la que ninguna de estas individualidades sea socavada y al mismo tiempo logre su religación con las otras en una unidad biotejida en cuerpo alma y espíritu que no es otra cosa el espíritu que la inclusión de las otras dos.

Sandoval pone el énfasis en la falta de cualquier criterio esencial para identificar quién es una mujer de color. Señala que la definición de este grupo ha consistido en la apropiación consciente de la negación. Por ejemplo, una chicana(10) o una mujer norteamericana negra no han podido nunca hablar en tanto que mujer o que persona negra o como pertenecientes al grupo chicano.
Por lo tanto, estaban en la parte más baja de la cascada de identidades negativas, dejadas fuera incluso por las privilegiadas categorías autoriales de oprimidos llamados ‘mujeres y negros‘ que reclamaban importantes revoluciones. La categoría ‘mujer‘ negaba a todas las mujeres no blancas; ‘lo negro‘ negaba a toda gente no negra, así como a las mujeres negras. Pero tampoco había un ‘ella’, una singularidad, sino un mar de diferencias entre las norteamericanas que han afirmado su identidad histórica como mujeres norteamericanas de color. Esta identidad marca un espacio autoconcientemente construido que no puede afirmar la capacidad de actuar sobre la base de la identificación natural, sino sobre la de coalición consciente de afinidad, de parentesco político.(11) Al contrario de las ‘mujeres‘ de algunas corrientes del movimiento feminista de los Estados Unidos, no existe naturalización de la matriz, o al menos eso es lo que Sandoval sugiere que es únicamente obtenible a través del poder de la conciencia opositiva.

Los argumentos de Sandoval deben ser tomados como una poderosa formulación para las feministas fuera del desarrollo universal del discurso anticolonialista, es decir, el discurso que disuelve a ‘occidente’ y su más alto producto, el que no es animal, bárbaro o mujer: el Hombre, es decir, el autor de un cosmos llamado Historia. Mientras lo oriental es deconstruido política y semióticamente, las identidades de occidente se desestabilizan, incluidas las de las feministas.(12) Sandoval defiende que la ‘mujer de color’ no tiene posibilidades de construir una unidad eficaz que no sea la réplica de los sujetos revolucionarios imperializantes, totalizantes de anteriores marxistas y feministas, que no afrontaron las consecuencias de la desordenada polifonía salida de la descolonización.

Katie King ha puesto énfasis en los límites de identificación y en los mecanismos político/poéticos de identificación construidos en el interior de la lectura del ‘poema’, ese núcleo generativo del feminismo cultural. King critica la persistente tendencia, entre las feministas contemporáneas de diferentes ‘momentos‘ o ‘conversaciones‘ en la práctica feminista, a taxonomizar el movimiento femenino para hacer que las propias tendencias políticas parezcan ser el telas del todo. Estas taxonomías tienden a rehacer la historia feminista para que ésta semeje una lucha ideológica entre tipos coherentes que persisten a través del tiempo, especialmente esas típicas unidades llamadas feminismo radical, liberal y socialista. Literalmente, todos los otros feminismos son ya incorporados, ya marginalizados, normalmente mediante la construcción de una ontología explícita y una epistemología.(13) Las taxonomías del feminismo producen epistemologías para fiscalizar la desviación de la experiencia femenina oficial. Y, por supuesto, la ‘cultura femenina’ -al igual que sucede con las mujeres de color- es conscientemente creada por mecanismos que inducen afinidad. Los rituales de poesía, de música y de ciertas formas de práctica académica han sido prominentes. Las políticas de raza y de cultura en el movimiento femenino de los Estados Unidos están íntimamente entrelazadas.
El logro común de King y de Sandoval es haber aprendido cómo fabricar una unidad político/poética sin basarse en una lógica de apropiación, de incorporación ni de identificación taxonómica.

Irónicamente, las luchas teórica y práctica contra la unidad-a-través-de-la- dominación o contra la unidad-a-través-de-la-incorporación, no sólo socavan las justificaciones en favor del patriarcado, del colonialismo, del humanismo, del positivismo, del esencialismo, del cientifismo y de otros ismos que no echamos de menos, sino todas las exigencias de una posición orgánica o natural.
Pienso que los feminismos radicales socialistomarxistas han socavado también sus/nuestras propias estrategias epistemológicas y que esto es un paso muy válido para poder imaginar posibles unidades. Resta por saber si todas las ‘epistemologías‘, tal como los occidentales las han conocido, nos fallan en la tarea de construir afinidades eficaces.

Es importante señalar que los esfuerzos para construir posiciones revolucionarias, epistemologías como logros de gente dedicada a cambiar el mundo, han formado parte del proceso que muestra los límites de la identificación. Las ácidas herramientas de la teoría postmodernista y las constructivas herramientas del discurso ontológico sobre los asuntos
revolucionarios pueden ser vistas como aliados irónicos para disolver los entes occidentales con el fin de sobrevivir. Somos extraordinariamente conscientes de lo que significa tener un cuerpo históricamente constituido. Pero la pérdida de la inocencia en nuestro origen  está acompañada de expulsión del Jardín del Paraíso. Nuestra política debe estar cargada  de indulgencia así como del deseo de la recuperación de la inocencia. Pero, ¿cuál será el aspecto de otro mito político para el comunismo complementario? ¿Qué clase de política podría abrazar construcciones parciales, contradictorias, permanentemente abiertas de entes personales y colectivos, permitiendo al mismo tiempo la complementariedad de todas ellas?

No conozco otro momento de la historia en que hubiese más necesidad de unidad política para afrontar con eficacia la dominación del cyborg que se quiere articular en los movimientos feministas como proceso de liberación . Tampoco sé de otro tiempo en que la clase de unidad que podríamos ayudar a construir pudiera haber sido posible. Ninguna de ‘nosotras’ tiene ya la capacidad simbólica o material para dictar la forma de realidad a cualquiera de ‘ellas’. O, al menos, ‘nosotras’ no podemos argüir inocencia para practicar tales dominaciones. Las mujeres blancas, incluyendo a las cristianas, descubrieron (es decir, fueron forzadas a darse cuenta a patadas y gritando) la no inocencia de la categoría ‘mujer’. Esta conciencia cambia la geografía de todas las categorías anteriores, las desnaturaliza de igual manera que el calor desnaturaliza una frágil proteína. Las feministas del cyborg   dicen:  no queremos  ser más matriz natural de unidad y que ninguna construcción es total. La inocencia, y la subsecuente insistencia en la victimización como única base de introspección han hecho ya bastante daño.
Pero el sujeto revolucionario complementario revelado   no debe dar  reposo a la gente  de este siglo. En la lucha por las identidades y en las estrategias reflexivas para construirlas, se abre la posibilidad de tejer algo más que un manto para el día después del apocalipsis que tan proféticamente termina la historia de la salvación.
Podemos retomar la lucha por la unidad, desde la más absoluta negación de esta, podemos mirar nuestras manos ensangrentadas y saber que somos parte de la dominación, y que más que victimas somos victimarias y pasar a sacarnos la mierda entre nosotras mismas y nosotros mismos, hasta que el agon cese y los corazones ya exhaustuos beban del aliento de los demás, el último respiro puede ser, el de Dios mujer en nosotros y si así es la humanidad complementada habrá resucitado.

Tanto los feminismos marxista socialista como radical han naturalizado y desnaturalizado de manera simultánea la categoría ‘mujer’ y la conciencia de las vidas sociales de las ‘mujeres’. Quizás una caricatura esquemática pueda resaltar ambas acciones. El socialismo marxiano se encuentra enraizado en un análisis del trabajo remunerado que revela una estructura de clase. La consecuencia de la relación de salario es una alienación sistemática, puesto que el trabajador (sic) se encuentra disociado del producto de su trabajo. La abstracción y la ilusión regulan el conocimiento y, la dominación, la práctica. El trabajo es la categoría eminentemente privilegiada que permite al marxista sobreponerse a la ilusión y encontrar ese punto de vista necesario para cambiar el mundo. El trabajo es la actividad humanizadora que marca al hombre, una categoría ontológica que permite el conocimiento de un sujeto y, de ahí, el conocimiento de la subyugación y de la dominación.

Como buen hijo, el feminismo socialista avanzó aliándose con las estrategias básicas del marxismo. El primer logro de los feminismos marxistas y socialistas fue expandir la categoría de trabajo para acomodar lo que algunas mujeres hacían, incluso si la relación salarial estaba subordinada a una visión más comprensiva del trabajo bajo el patriarcado capitalista. Particularmente, el trabajo de las mujeres en el hogar y la actividad femenina como madres (es decir, la reproducción en el sentido feminista socialista) se adentró en la teoría con la autoridad de la analogía con el concepto marxiano de trabajo. La unidad de las mujeres se sustenta aquí en una epistemología basada en la estructura ontológica del ‘trabajo’. El feminismo marxista socialista no ‘naturaliza’ la unidad, sino que es un logro posible basado en una posibe posición enraizada en las relaciones sociales. El acto esencializador se encuentra en la estructura ontológica del trabajo o de su análogo, la actividad femenina.(15) La herencia del humanismo marxiano, con su ser eminentemente occidental, es lo que me resulta difícil. La contribución de estas fórmulas ha sido el énfasis puesto en la responsabilidad diaria de las mujeres para construir unidades, más que naturalizarlas.
Y es que sin un pensar la espiritualidad, es imposible la naturalización de cualquier hecho cultural, pero por otro lado los cristianos, miran también la materialidad sin ninguna posibilidad espiritual y en eso se encuentran con los marxistas, es necesario darle la vuelta a esta mirada y entender, que la naturaleza es espíritu, si bien no realizado, en ella está Dios y su realización solo es posible en la humanidad, que posee el alma racional, solo en ella la naturaleza material, el alma y el espíritu se integran y revelan el ser y entonces la ontología no puede estar basado en el hecho del trabajo de lo material como tampoco basada en el hecho de la conciencia, ni en la voluntad vital, pero al mismo tiempo no puede dejar estas de  lado porque solo integradas revelan al ser.

La versión de Camerino MacKinnnon (1982,1987) del feminismo radical es, en sí misma, una caricatura de las tendencias apropiatorias, incorporizantes y totalizadoras de las teorías occidentales de la acción en busca de identidad.(16) Fáctica y políticamente, es falso asimilar a la versión de MacKinnon todos los diversos ‘momentos’ o ‘conversaciones’ en las políticas femeninas recientes llamadas feminismo radical. Pero la lógica teleológica de su teoría muestra cómo una epistemología y una ontología -incluidas sus negaciones- borran la diferencia política. La reescritura de la historia del campo polimorfo llamado feminismo radical es sólo uno de los efectos de la teoría de MacKinnon. El efecto mayor es la producción de una teoría de la experiencia, de la identidad de las mujeres, que resulta ser una especie de apocalipsis desde cualquier punto de vista revolucionario. Es decir, la totalización construida dentro de este cuento de feminismo radical logra su fin -la unidad de las mujeres- implantando la experiencia de un testimonio hacia un no-ser radical. En cuanto a las feministas socialistomarxistas, la conciencia es un logro, no un hecho natural. Y la teoría de MacKinnon elimina algunas dificultades construidas dentro de los sujetos humanistas revolucionarios, pero al costo de un reduccionismo radical.

MacKinnon dice que el feminismo adoptaba necesariamente una estrategia analítica diferente del marxismo, contemplando primero no la estructura de clase, sino la de sexo/género y su relación generativa, la constitución de los hombres y la apropiación sexual de las mujeres. Irónicamente, la ‘ontología’ de MacKinnon construye un no-sujeto, un no-ser. El deseo de otro, no el trabajo del yo, es el origen de la ‘mujer’. Por consiguiente, desarrolla una teoría de la conciencia que pone en vigor lo que cuenta como experiencia de las ‘mujeres’: cualquier cosa que nombre la violación sexual, más aun, la propia sexualidad por lo que respecta a las ‘mujeres’. La práctica feminista es la construcción de esta forma de conciencia, es decir, el conocimiento propio es un yo-que-no-es.

Es desde este yo que no es, desde el que debemos de actuar, entendiendo que en este yo que no es esta tanto el hombre como la mujer, entendido ahora desde una perspectiva teológica, y es que ante Dios no somos, el problema es que la cultura, se ha escrito desde la mente del varón, en el que el creer que es, y se da así mismo el ser, pero no, la historia del hombre se debe de vivir desde la mas profunda angustia que es lo verdaderamente humano, desde la incertidumbre del no ser, a las mujeres nos mandaron a este abismo y el hombre se quedó con el logos racional, es hora de invitarlo al hombre a un paseo por su sombra, para que se reconozca tal como “es” es decir que reconozca que no es, pero esto no implica abandonar y olvidar la primera posibilidad del ser en el pensar, que platónicamente puede llegar hasta salir a dar un vistazo fuera de la caverna, no reconozcamos el primer ser y vayamos todas las mujeres a visitar este primer ser, reconozcamos el logos en la mente del varón y que se haga también en nuestra mente, pero vayamos aún más allá y demos el paso del ser al no ser para ser, logremos morir para renacer, morir tanto al logos en la mente como al logos en el cuerpo, para renacer al logos en el espíritu, que es la unión de mente y cuerpo más la voluntad en perfecta comunión de amor.



En otro contexto, la teórica búlgaro-francesa Julia Kristeva proclamaba que las mujeres aparecían como un grupo histórico después de la segunda guerra mundial, junto con otros grupos, como la juventud. Sus fechas son dudosas, pero ahora estamos acostumbradas a recordar que como objetos del conocimiento y como actores históricos, la ‘raza’ no existió siempre, la ‘clase’ tiene una génesis histórica y los ‘homosexuales’ son bastante nuevos. No es accidental que el sistema simbólico de la familia del hombre -y, por lo tanto, de la esencia de la mujer- se rompa en el mismo momento en que las redes que conectan a los seres humanos en nuestro planeta son múltiples, cargadas y complejas. El ‘capitalismo avanzado’ es inadecuado para transportar la estructura de este momento histórico. En sentido , el fin del hombre está en juego. No es accidental que la mujer se desintegre en mujeres de nuestro tiempo. Quizás las feministas socialistas no eran substancialmente culpables de producir la teoría esencialista que suprimió la particularidad femenina y los intereses contradictorios. Creo que nosotras lo hemos sido, al menos a causa de nuestra participación irreflexiva en la lógica, en los lenguajes y en las prácticas del humanismo blanco y mediante la búsqueda de un terreno de dominación para asegurarnos nuestra voz revolucionaria. Ahora tenemos menos excusas, pero a través de la conciencia de nuestros fracasos, corremos el riesgo de caer en diferencias ilimitadas y de ceder ante la confusa tarea de hacer conexiones parciales, pero reales. Algunas diferencias son agradables, otras son polos de sistemas mundiales históricos de dominación. La ‘epistemología divergente’ trata de conocer la diferencia y nos habla de oriente y occidente, un occidente en la búsqueda del ser y un oriente en la búsqueda del no ser pero en ambos casos para ser. Toca la unión de estos dos conocimientos, toca el manejo de sus técnicas místicas para lograr la realización del ser.

La informática de la dominación
En esta búsqueda de una posición epistemológica y política, quisiera bosquejar un cuadro de posible unidad, sacado de los principios del comunismo complementario. El marco para mi bosquejo está fijado por la extensión y por la importancia de los reajustes en las relaciones sociales, a nivel mundial, con la ciencia y la tecnología. Me inclino por una política enraizada en demandas de cambios fundamentales,  en un sistema alterador del orden mundial que reacciona en su novedad y proceso al creado por el capitalismo industrial. Vivimos un cambio desde una sociedad orgánica en un sistema polimorfo de información, desde el trabajo al juego, un juego mortal. Simultáneamente materiales e ideológicas, las dicotomías pueden ser expresadas en la siguiente lista de transiciones desde unas dominaciones  no jerárquicas confortablemente nuevas que fundamentan las  aterradoras nuevas redes que  llamo la informática de la dominación:



Representación-Encarnación
Novela burguesa, realismo-biodramaturgia
Organismo-Ser en si
Profundidad, integridad-complementariedad
Calor-Frio
Biología como práctica clínica- Biología como don espiritual
Fisiología- el logos carnalizado
Pequeño grupo- posibilidad de alteracion
Perfección- equivocidad
Eugenesia
Decadencia La montaña mágica- sabiduría, la montaña mistica
Higiene- contaminación
Microbiología, tuberculosis-angustia existencial
División orgánica del trabajo- complementariedad del trabajo
Especialización funcional-formación integral dialéctica
Reproducción Réplica exacta- Creacion-recreación
Neoimperialismo- comunidad irreconciliada
Especialización orgánica- Integración espiritual
Función sexual- Biotejido
Reproducción- encarnación
Determinismo biológico-indeterminación divina
Ecología comunitaria Ecosistema- alteración de sistemas
Cadena racial del ser- el no ser clamando
Gestión científica en casa/fábrica organización abierta de permanente alteración
Familia/mercado/fábrica Ser no ser para Ser
Salario familiar  libre intercambio
Público/privado revelación
Naturaleza / Cultura  eternidad
Cooperación  dialéctica
Freud Jung
Sexo   agua
Trabajo labor
Mente Inteligencia artificial  inteligencia espiritual simbolica
Segunda guerra mundial la guerra de los imaginarios
Patriarcado Capitalista Blanco Simulación Matriarcado Comunista Indio teatralizacion
Ciencia ficción, postmodernismo Arte Arquetipo, modernidad complementario
Componente biótico Existencia espiritual
Superficie, lindero   profundida corazon
Ruido Meta gramas
Biología como inscripción Vida como resurrección
Ingeniería de las comunicaciones Arte del biotejido
Subsistema no sistema para el sistema
Optimización  perimizacion
Control de la población
Caída en desuso Future Shock  recreacion
Gestión del estrés el demonio del tedio
Inmunología, SIDA peste purificadora
Ergonómica/cibernética del trabajo  mayor esfuerzo mínimo resultado
Construcción modular  destrucción, recreación
Estrategias genéticas óptimas  irracionalidad estrategica
Réplicas  manifestación particular de los arquetipos
humanismo Naciones Unidas  Naciones biotejidas Matria
Inercia evolucionista, cohibiciones evolucionismo involucionismo redencion
Fábrica global/Chalet electrónico Comunion poética de la calle agora
Mujeres en el circuito integrado  Matria
Valor comparable diacritica
Nacionalidad cyborg  Madre estado
Campos de diferencia Campos de complementariedad
Aumento de las comunicaciones Contemplación
Lacan  Pierce
Ingeniería genética Biodramaturgia
Robótica  Biotejedor
Guerra de las Galaxias  Guerra de los imaginarios
Informática de la Dominación ontoteología creativa de la liberación



Esta lista sugiere varias cosas interesantes.(17) Primero, los objetos de la columna derecha no pueden ser codificados como ‘naturales’, una comprobación que subvierte asimismo la codificación naturalista de la columna izquierda.
Ideológica o materialmente, no es posible volver atrás. No solamente ‘dios‘ ha muerto, sino también la ‘diosa’, o los dos han sido revivificados en los mundos cargados de microelectrónica y de políticas biotecnológicas. En relación con objetos tales como los componentes bióticos, una ya no deberá pensar en términos de propiedades esenciales, sino de diseño, de dificultades limítrofes, de tasas de movimiento, de lógicas de sistema, de costo de disminución de las dificultades. La reproducción sexual es una más entre otras estrategias de perpetuación, con costos y beneficios en tanto que función del sistema ambiental.
Las ideologías de la reproducción sexual no pueden razonablemente defender las nociones de sexo y de papel sexual como aspectos orgánicos de objetos naturales tales como organismos y familias, pues esas opiniones serían tachadas de irracionales e, irónicamente, veríamos a ejecutivos que leen Playboy y a feministas radicales que luchan contra la pornografía convertidos en extraños compañeros de cama al denunciar juntos la irracionalidad.

Pero es justamente la irracionalidad convertida en racionalidad simbólica nuestra salida, es cierto murió Dios y es imposible volver atrás, pero adelante Dios resucita como mujer, como poeta, es el último bastión que tenemos para poder alterar al ciborg y biotejer entre nosotros el reino de Dios.

Y hacer posible un siglo más la vida humana.

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DOCUMENTO DE LECTURA OBLIGATORIA

http://adagioalamor.blogspot.com/2015/03/sacra-revolucion-adagio-al-amor.html 


seguundo circulo Técnicas

arte conceptual: ready made, arte conceptual linguistico, body art, fluxus, land art, instalacion, enverioment, happening, escultura social

Teatro:  stanislavsky acción dramática, Brecht teatro epico Grotowoski-Barba antropologia teatral- Artaud teatro de la crueldad,  teatro postmoderno, simulacro teatral

Biodramaturgia: tecnica preexpresiva- antropologia teatral, tecnica meta expresiva- meta gramas jung arquetipos. ontoteologia técnica expresiva- lenguaje semiotica integral tecnica impresiva- recreacion de experincias simbolicas

Tercer circulo Teorías

Estudio de las 5 dimensiones de los simbólico Religiosa, psicologica, estética, comunicacional, politica-social

Estudio de la ontoteologia creativa de la liberacion que es El ser, que es el no ser, que es el para ser

Estudio de la dialéctica complementaria,  Heraclito, Taoismo, cosmovisión andina, misterio de la trinidad

Estudio de la epistemologia divergente, episteme cientifica, episteme filosofica, episteme, artistica, episteme religiosa.

 Antropologia ontoteologica poder ser, deber ser , querer ser, voluntad de poder, Voluntad de ser.

Analisis de sistemas infraestructura, superestructura, estructura, voluntad de poder, voluntad de ser

Alteración de sistemas la subversión de toda política en busqueda de la voluntad de ser, revelando el no ser, para ser.

Guerra del imaginario-Imaginarios-conceptos, lógica-pensamiento divergente-simbolon.

Estudio de la experiencia cero y de los 7 números del biotejido.

Cuarto circulo practica

biotejido la guerra del imaginario los 4 elementos

Alteracion de los reality shows

Runa fullboll

biodramaturgia entre la cultura andina y la cultura cristiana,

Cuarto circulo El evangelio de la matria equivoca

28 de Julio 2015 Plaza San martin

Tres estaciones

Tres acciones preparatorias

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La imaginería Del comunismo complementario puede ayudar a expresar dos argumentos cruciales en este trabajo: primero, la producción de teorías universales equivocas y complementarias es un camino  que se fija como destino  la realidad , pero sobre todo la realidad en si. Segundo, aceptar responsabilidades de las relaciones entre ciencia, filosofia, arte y religion como vehiculo del ser significa recrear una metafísica complementaria, un biotejido de las epistemes y también abrazar la difícil tarea de reconstruir los límites de la vida diaria en conexión dialectica y complementaria con otros, en comunicación con todas nuestras partes.Que son al fin las partes del ser en si, siendo no otra cosa que el cuerpo de Cristo. No es sólo que la ciencia, la filosofía, el arte y la religión son medios posibles para la revelacion del ser, si no que forman una nueva matriz cultural, la matria quien gesta en ella a las madres estado , que son organizaciones que buscan en una guerra de imaginarios acabar con toda voluntad de poder, para dejar paso a la voluntad de ser, que es la voluntad de comunión y amor. Pero de hecho la matria es a la vez una matriz de complejas dominaciones,sofisticadas mascaras que seran cada vez mas dificiles de destruir, pongamos nuestra confianza en el Ser en si mismo, en Jesucristo nuestro señor, nuestro esposo, para que no cese en su tarea purificadora y nos destruya en el aire, en  la tierra, en el agua, en el fuego, para volvernos a crear en su ser con plenitud de amor y abundancia de vida, el poder se instala cuando dejamos la angustia del no ser por la revelación del ser, no perdamos nuestra angustia, esto es lo mas profundamente humano que tenemos.   Se trata de una pesadilla, la imposibilidad de un lenguaje común, que al mismo tiempo respete las diferencias de todos los lenguajes pero como esto es casi imposible, luchemos no por la existencia de nuestros lenguajes sino de el lenguaje revelado en los nuestros particulares y diferentes pero a la vez complementarios. Es una imaginación de un hablar del Espíritu Santo en lenguas que llenen de miedo a los circuitos de los Cyborg de la nueva derecha y de la nueva izquierda. Significa al mismo tiempo construir  destruir y revelar el Ser en los imaginarios , conceptos, y constructos de interpretación de todas las culturas e identidades.Bailemos juntos el baile de la guerra en espiral, el baile de todos los malditos, hasta la comunión de todos los santos, el coito sagrado, prefiero ser consciente de mi no ser como ser humano y sufrir mi angustia que  ser un cyborg que es un no ser sin posibilidades de revelación.

      !A TI CLAMAMOS DIOS DESDE EL ABISMO LOS HIJOS MALDITOS DE EVA!

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